por AdnRadio
17 de octubre de 2025

Aunque la mayoría de los hogares con personas mayores en Chile cuenta con conexión a internet, su uso activo todavía está lejos de ser generalizado.
Según cifras del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo, cerca del 88% de estos hogares tiene acceso a la red, pero apenas un 42% declara utilizarla de manera habitual.
La diferencia entre acceso y uso evidencia un fenómeno conocido como edadismo digital, una barrera que limita la posibilidad de que las personas mayores aprovechen los beneficios de la conectividad.
Las causas son múltiples: desde limitaciones físicas o económicas hasta la falta de acompañamiento o capacitación adaptada.
En regiones como Ñuble, Maule y Los Lagos, uno de cada cinco hogares con adultos mayores permanece sin conexión.
En la zona sur, casi el 47% de los hogares conformados únicamente por personas mayores sigue desconectado. Frente a esto, Alejandro Pantoja, director ejecutivo de OpenBeauchef, asegura que “la inclusión digital no se logra con más dispositivos, sino con más empatía”.
“Es esencial diseñar tecnologías centradas en el usuario, considerando las características físicas, sociales y de comportamiento de las personas mayores”, explica
Quienes sí están conectados suelen limitarse a funciones básicas como comunicarse con familiares o realizar trámites esenciales.
Sin espacio para la creatividad digital
El uso más creativo, productivo o activo de la tecnología aún es minoritario, lo que limita el impacto real de la conectividad en la autonomía y calidad de vida de este grupo.
Frente a este panorama, iniciativas como la de OpenSeniors, en colaboración con Entel, buscan impulsar programas de alfabetización digital adaptados a las necesidades reales de las personas mayores.
Los cursos abarcan desde herramientas cotidianas hasta finanzas digitales e inteligencia artificial, fomentando habilidades que contribuyan al día a día y al futuro de este segmento.

Estudios internacionales destacan los beneficios de la conectividad en la salud cognitiva: las personas mayores que usan tecnología de forma frecuente presentan entre un 26% y un 34% menos riesgo de deterioro cognitivo, y hasta un 58% menor probabilidad de desarrollar demencia.
Además, actividades como videollamadas, juegos mentales o comunidades en línea fortalecen la memoria, la atención y el sentido de pertenencia, al mismo tiempo que facilitan la interacción con redes cercanas.
Para Pantoja, ajustar la brecha digital no es solo un desafío tecnológico, sino también social y emocional. “Queremos que la tecnología deje de ser un lenguaje extraño y se convierta en un puente que conecte generaciones, experiencias y oportunidades”, señala.
Con más de uno de cada cinco hogares de personas mayores todavía desconectado, expertos coinciden en que avanzar en alfabetización digital y acompañamiento es clave para asegurar que la tecnología cumpla su potencial como herramienta de inclusión y bienestar.